Me lamento, me lamento:
Por un cúmulo de sentimientos,
porque aunque quiero, no te miento,
porque mi raudal de pensamientos
conmigo mismo trama violento,
porque mi sollozo es de adentro.
¡Y en mi penetra!.
Más con afán no va tras el viento,
sino a mi otro yo, al contento.
¡Y lo ataca! sin remordimientos.
Infiernos, purgatorios y tormentos:
¡Malditos acongojos que siento!.
Quisiera por un instante,
aunque solo sea un momento,
que lo anterior fuese un invento.
Y aunque lo intento,
y de nuevo lo intento,
no lo consigo y ¡me consume!...
Con la desesperación del infierno
y con la soledad oscura del invierno:
Este...¡ ETERNO SUFRIMIENTO INTERNO!
Por: Hayes
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